Dentro de este período sobresalen las siguientes características:
Se da una expresión de emociones y sentimientos más acelerada y personal, con gran intervención de la fantasía y la imaginación. Superior libertad en cuanto a la forma y el esquema de la música.
Las melodías se forman más tiernas y más análogas a las de una canción; las armonías se mejoran con matices, disonancias y entonaciones rápidas y aventuradas.
Las texturas musicales se hacen más cerradas y pesadas, buscándose un registro más extenso en cuanto a alturas, dinámicas y timbres, a menudo con contrastes intensamente dramáticos.
El registro y el tamaño de la orquesta se difunden, en ciertos períodos hasta obtener ciertas proporciones inmensas.
Existe una gran pluralidad de tipos de composición: desde obras para un solo instrumento o para un pequeño grupo de éstos, como por ejemplo, piezas para piano, canciones, música de cámara, hasta otras que requieren un monto formidable de músicos, con clímax dispuestos y dramáticos espectaculares.
Las relaciones más cercanas con las demás artes y la literatura proporcionan el lugar a la composición de música programática; es decir lo que incluye el poema sinfónico, obertura de concierto y sinfonía programática.
En ciertas ocasiones, los compositores dan unidad y forma a obras superiores por razón del uso de temas e impulsos que se repiten, como por ejemplo el leitmotiv de Wagner.
Mayor integridad técnica especialmente para pianistas y violinistas, que se detona esencialmente en conciertos, instintivo de una época de pensamiento tecnicista.
Ver el siguiente link referido a este tema:
http://mirthaluzfacundo.blogspot.com/2010/03/la-musica-en-el-romanticismo-siglo-xix.html
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